La batalla, Bucéfalo me observa con sus ojos rojos cuan
sangre, la batalla.
Una vez me rendí, me aleje, se morir pero los seres como yo
no mueren, por eso se que he de hacer lo que pueda por intentar cambiar este fiasco.
Un fiasco que lleva siglos mal, un mundo que está mal desde
hace siglos.
Recuerdo luchar al lado de Saladino en una batalla sin fin
por defender las puertas de una ciudad, el valor de la ciudad santa.
¡¡¡¡¡Aquel maldito papa!!!!!!!
Mis ojos se fijan en el horizonte, fue entonces cuando me rendí,
cuando vi lo que los cruzados le hicieron a la ciudad santa, aquella masacre
por el perdón divino, serias absuelto de todos tus pecados si entrabas en la
ciudad, daba igual a quienes mataras, violaras, ………………
Sin embargo yo me fui de allí, hacía tiempo que había
renegado, hasta que conocí a aquel ser, fui a intentar salvar a mi ciudad, a mi
bendita ciudad, el mal siempre prevalece.
¿Mentira?
Oigo una voz, una voz conocida, se trata del Greco Romano.
Se trata de él.
Bucéfalo me observa en silencio, a los que son como yo y tan
viejos, la sangre que me alimenta es nada en comparación con la que un día probé,
ahora soy un maldito, por intentar defender a mí cuidad de un Papa asesino, ladrón
y mentiroso.
Bucéfalo, vamos nos espera una dama, me dejo llevar a lomos
de mi caballo, el silencio se está volviendo demasiado ensordecedor.
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