Salgo por un lugar que me resulta desagradable.
¡Hay un olor a humedad
pútrida, el calor no me gusta!
Mi buen Bucéfalo, queda atrás, en este áspero mundo verde el
no sobreviviría.
Algo me observa desde la maleza, noto al mal desde el mal,
son ojos pérfidos, no los veo pero los percibo.
La selva tiene un silencio que al igual que su hedor no me
gusta.
De pronto noto a un cazador a mi espalda, me giro y le
observo, un bello jaguar camina a mi sombra, me mira con aquellos ojos de fuego
verde y de pronto se prepara para atacar, pero no a mí, a aquello que me
observa entre la maleza.
El mal es tan fácil de observar, es tan fácil de percibir.
Entonces, se lanza sobre ellos y mientras lo hace yo
despliego mi látigo y lo sacudo, el ruido se une al rugido y es ensordecedor,
el jaguar cae muerto, mis enemigos también.
Se quiénes son y de pronto unos gritos se oyen por toda la
selva, los monos aulladores, están dando la alarma, el jaguar a muerto y los
monstruos también.
Ahora comienza a llover, el calor y la lluvia algo tan
desagradable a mi piel.
Sé que es mejor dormir en lo alto de la selva, subo a un árbol,
Observo, subo lo más alto que puedo, una especie de mar
verde se extiende frente a mí, ahora la lluvia me cae, directamente, sin porquería,
insectos y hojas, ahora no hay barro en mis botas.
Ahora, solo tengo que ir hacia el lugar, pero pronto se hará
de noche y prefiero lo alto de un árbol antes que estar alimañas, ellos no
soportan la luz, por eso no suben.
Ahora, buscare un lugar para pasar la noche.
soy una libélula en medio de la selva.
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