sábado, 30 de junio de 2012

KUAN YIN CAPITULO V









                               
                                                          KUAN YIN



                                                         KUAN YCAPITULO V
                                                               
                                                                    EL ACANTILADO  



Voy entonces dirección derecha por unas puertas con una indicación roja pintada . A un lado, hay otras dos puertas y un letrero que dice “ascensor”. Allí hay un grupo de gente que se encuentra esperando, decido no unirme a ellos y continuo por el pasillo. Llego hasta una sala ancha con muchos bancos en medio. No hay nadie sentado en ellos, ni tampoco en las ventanillas de cristal que se hallan en la pared. Escucho a unas mujeres hablar al fondo. Al acercarme , una de ellas se asoma por entre la puerta que se encuentra abierta.
  • ¿Se ha perdido? Si viene a pedir cita, ya tiene que esperarse a mañana. Hoy se han marchado ya.
  • ¿cita? Oh, si, le digo como dudando. Ya que no entiendo muy bien a que se refiere con eso.
  • Pues va a tener que irse pronto, ya que van a cerrar las puertas y luego no podrá salir por la puerta principal. Me dice la otra señora que hay dentro. Lo hace sin dejar de hacer su trabajo.
Muchas gracias, les digo y me marcho. Al pasar por el pasillo le noto. Siento la presencia de aquel hombre. Acelero mi paso y le veo al lado de la puerta de salida. Tengo que correr. No se me puede volver a escapar.
Al correr, le pongo sobre aviso y el se gira para marcharse. Hace un movimiento extraño con las manos antes de cruzar las puertas y una luz muy brillante en forma de circulo se forma en la puerta.
Antes de que se cierre el circulo de luz, lo atravieso de un salto. De repente, me veo en un lugar precioso. El mar azotando contra las piedras y su blanca espuma parece que juega mientras se va retirando, para volver a formarse con la siguiente ola. Yo, agarrada a unas rocas. Con la espalda húmeda por la fuerza del mar. Trepo hasta arriba del acantilado.
Una vez en lo alto, mirando al mar me relajo y me alegro de no ser un tronco de madera. De poder contemplar por un momento, la belleza de aquel lugar tan verde contrastado con el azul del mar.



                                                   
























domingo, 3 de junio de 2012

entrenamiento III- traicion




Ohh ¿no ves a lo que me refiero?
Tienes que escapar………..
Hay una verdad dura como el acero,
La visión nunca se desvanece………
(Dio: Holy driver)
Al principio este cuerpo dolía, pero tenía que ponerse a punto.
La primera semana era tan dura.
Pensaba, pensaba, la persona que nos había traicionado había sido mi mejor amiga, es difícil ser un ser de luz y máxime cuando eres mujer.
En aquellos años, la dureza de los entrenamientos, no estaba pensada para mujeres, desde el principio nos adaptamos a la dureza, las dos.
Los enfrentamientos, los insultos, eso nos unió.
Pero ahora veo, que ella era ambiciosa, muy ambiciosa.
Alfonso me miraba absorto mientras me veía  moverme con el bastón de luz hasta que conseguí que solo girara como yo lo necesitaba.
El viento traía sonidos en la noche, sonidos de soledad, de silencio, eso me entristecía, los siete habíamos sido hermanos, máxime tras las guerras de los palatinos, ellos querían el grial, nosotros no podíamos entregarles.
Ahora entiendo que ella era una palatina, siempre quiso ser la que más y mejor quedaba, frente a los maestros, frente a los compañeros, pisar era su nombre.
Bien pues ahora yo había vuelto y ella…………….respire hondo, estaba lista, lista, pero antes de conseguir el premio ella tenía que sufrir.
Sufrir como lustuf que murió apuñalado 90 veces por ella, mientras invernaba.
Como ams al que cortó la cabeza y la enterró para que no pudiera levantarse.
Sufrir como argus, al que troceo para que no pudiera volver a resucitar.
Como Crsitu, con una estaca en el corazón para que no volviera a latir.
Y como no, Fab us abrasado vivo, por el placer de verle arder.
Si mi querida amiga, ibas a sufrir, eso me daba una sensación de poder que pocas cosas me daban, la venganza uno de los grandes placeres de la lucha.
Un día me desperté, estaba en Irlanda, mis pies descalzos sobre la hierba, mire al frente, ella estaba allí.
Me acerque, el viento era suave y casi cálido, ella me miro y me dijo:
-me das igual, tengo cosas más importantes que hacer y pensar que tu.
¿Por qué los mataste?

´no tengo que darte explicaciones, ya nos veremos¨
Mi mano atravesó su pecho, ella se quedo en silencio mirándome y luego dijo, esto no es real, mientras iba desapareciendo…………………..cuando abrí los ojos, tenía en mi mano su pañuelo negro y morado, muerte eso es lo único que entiendes, pues bien