Las idas y venidas de gente, se van sucediendo a una determinada hora. Parece que en la habitación en la que he conseguido los trajes, se empieza a abrir y a entrar mucha gente a usar los pequeños armaritos que contiene en su interior. Yo tengo que intentar pasar desapercibida entre ellos y no llamar mucho la atención. La piel de las personas que entran, para bien mio, no es igual en todos. Lo que no me gusta mucho es que entre si parece haber comunicación. Una persona se para a mirar dos veces, entonces aprovecho para salir de aquel cuarto y marcharme.
Salgo, nadie me dice nada, solo me miran. Yo sigo por uno de los pasillos. Quiero seguir a mi intuición que no suele equivocarse. Hay una mujer extraña que me mira. Ella no va vestida con las mismas ropas que llevan casi todos los que allí se encuentran. Noto una fuerte vibración.-
Cuando pasé por esa puerta, la imagen a la que seguía me parecia la de un hombre. Es muy extraño que haya cambiado de ser hombre a transformarse en mujer al cruzar hasta aquí. Puede ser que las cosas en éste sitio sean distintas.
Voy detrás de esa mujer, la sigo por el pasillo hasta que...
- Escuche señorita. Me dice un hombre alto y fuerte vestido con una chaqueta abotonada y unos pantalones a juego de color marrón. En la cadera, lleva colgando una vara negra. Por sus ropas, bien puede ser un guerrero o alguien entrenado para serlo. Cuando me ha llamado la atención, lo ha hecho poniendo su mano en mi hombro. Cosa que me ha molestado profundamente y más, porque la mujer ha desaparecido.
- Si, caballero. ¿Qué quiere? Le
contesto mirándole fijamente a los ojos. Parece no entender muy bien lo que le he dicho, por la cara con la que me ha mirado.
- Habla usted un poco extraño, señorita. Me imagino que no es de por aquí. Es para informarla de que no puede pasar más allá del cartel. Me dice señalando un cartel colgado que hay del techo. En el cartel hay un dibujo con una mano extendida y un circulo rojo pintado rodeándola, cruzado con una linea roja.
Después de mirar el cartel y hacer un esfuerzo
por sonreír me vuelvo para mirarlo. -ah, usted perdone. No me fije en el cartel. ¿No hay otro sitio por donde pueda pasar? Le digo. El me mira sorprendido y me dice -No, no. Esos son los quirofanos. Hay no se puede pasar. Estará usted muy preocupada. La llevaré a la sala de espera de los familiares para que pueda estar más tranquila y allí la informarán. Me hace una indicación con la mano para que le siga. Me lleva todo el pasillo de vuelta para atrás y me mete en una sala pequeña con muchas personas que hablan entre ellas. Hay sillones colocados en las paredes. Una vez allí, el hombre se da la vuelta y se marcha. Yo me asomo para seguir con la vista para donde se dirige y una vez que ya no lo veo, salgo y voy en dirección contraria. |
Dentro de mi caparazón estarás a salvó, huiras de los seres grises, ellos quieren robarte el tiempo. No dejes que tu tiempo sea de ellos, ven a crear……………….ven a disfrutar de las flores del segundo, de los rosales del minuto y de los jardines de las horas. Ven.
domingo, 6 de mayo de 2012
KUAN YIN. CAPITULO III
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