sábado, 28 de abril de 2012

entrenamiento-1


El despertar fue extrañamente cansino.
No tenía ganas de desayunar supongo que este cuerpo se estaba adaptando a mí, supongo.
Comencé con un vaso de leche con cacao, estaba riquísimo, riquísimo.
Después me comencé a entrenar, pero le pedí a Alfonso que me trajera cacao, el me hablo de chocolate yo acepte, los grandes Mayas temidos y odiados, lo consumían realmente era una bebida energética, quitaba los dolores de después de los entrenamientos y daba vitalidad.

Tuve una visión que me dejo paralizada, era el traidor, el me estaba buscando.
Vi a unos seres vestidos con batas blancas que le hablaban de un experimento, el sonreía mientras devoraba a un humano, no debía de ser muy mayor.
Desperté sobresaltada de la visión, me dolía la cabeza humana, terriblemente, este cerebro no estaba entrenado para ver y oír, tendría que adaptarlo y cuidarlo, era lo único que tenía.
Me acorde de los entrenamientos mentales cuando era humana, levemente comencé a entrenar a la mente de este cuerpo que me habían regalado.
La mujer del hospital tenía algo que ver con esa visión y por supuesto el dolor de cabeza se había provocado por la defensa del traidor ante la lectura de su mente.
Era bueno, siempre fue bueno, de los mejores.
Había un buscador, lo notaba intentando buscar caminos.
Este cuerpo estaba demasiado desentrenado.
Llame a Alfonso, lo hice con la mente y el pobre entro casi enloquecido y diciéndome- baja la voz, te oigo en mi cabeza, no hace falta que me grites.
¡Iremos, iremos!- dijo al fin, tapándose las orejas, eso era todo lo que quería oír, teníamos que ir al círculo de piedras a entrenarnos, era vital-

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