martes, 29 de mayo de 2012

KUAN YIN CAPITULO IV









                               
                                                          KUAN YIN


                                                                   



KUAN YCAPITULO IV



EL MAPA 
Es muy extraño encontrarse en un lugar construido con tantos y tantos pasillos, todos comunicados entre si, sin un mapa que me indique el punto en el que me encuentro.
Si esa especie de guardián no llega a aparecer, doy por seguro que ahora estaría cara a cara con el ladrón. Pienso que esa mujer tiene que conocer su paradero o saber donde se esconde.
Al llegar al final del pasillo me encuentro con unas escaleras, hay dos opciones, ir hasta el piso de arriba o bajar las escaleras. Prefiero primero bajar y conocer la parte de abajo. Bajo las escaleras y llego hasta una puerta, intento abrirla pero parece estar bloqueada. No hay más camino que volver a subir las escaleras y avanzar por el piso de arriba.
Según voy ascendiendo, se va escuchando ruido en la parte superior. Al llegar , salgo a un gran pasillo. Es muy ancho y hay mucha gente que entra y sale por una puerta enorme de cristal. En el centro del gran pasillo, me fijo en lo que podría ser un mapa muy grande del lugar. Al acercarme a mirar veo que se trata de un mapa del sitio llamado hospital La pirámide. En el plano, hay muchas plantas o alturas y los sitios están pintados con colores diferentes. Según el mapa yo me encuentro en algo llamado “puerta de entrada”. A mi especialmente me recuerda a un mercadillo por toda la gente que entra, sale o va de un sitio para otro. Muchas de las personas que entran se dirigen hasta unas ventanillas donde pone “información” y allí esperan formando una fila. Yo no voy a esperar esa fila, primero por no saber a donde tengo que ir y segundo, busco una persona a la que tengo que encontrar por sorpresa.

Fijándome bien en el mapa, su estructura se corresponde en forma de pirámide escalonada. Por eso se llamará así. Mantendré la imagen del dibujo en la memoria hasta que deje de ser útil y iré conociendo planta por planta hasta dar con alguna pista. 



                                                   
























domingo, 20 de mayo de 2012

entrenamiento II




Alfonso me comenzo ha hablar de vuelos, hacia escocia, pero con parada en Londres, que salia mas economico viajar de madrugada, yo le cogi de la mano y llame a mi dragon.

Cogia con tal fuerza mi cintura que casi me contractura todos los huesos, hacia fresco en el aire, fresco y humedo.

Note la observación de nuestro vuelo, si nos observaban y eso no era bueno, lo mio era predecible, sabian que iria al gran circulo, pero lo que no sabian es que mi vuelo habia variado, ligeramente.

No podia ir a donde iria, eso lo sabian y e irian a por mi, ademas tampoco podia hacer invisible a mi dragon eternamente, Alfonso me robaba mas energia de la esperada, el no era uno de nosotros.
Asi que yo ponia doble energia en taparnos a los tres.
Pronto llegue a un lugar especial, un glaciar, en este momento era el lugar mas seguro, sobre todo por que ya no tenia hielo, estaba cerca de casa y eso suponia mas ligereza y suavidad para todos.
Me acomode en el centro, en el mismo centro, una pequeña laguna brillaba bajo la luna.
-         Bella luna, cubre el cielo haz que el espejo de este limpido agua sea el mismo reflejo en el cielo.
Ya esta, nadie nos veria pero como un espejo veiamos a todos, a los escaladores que hablaban a gritos en lo que Alfonso me conto que era un campamento base para escalar el monte Almanzor.
Muy bien, este cuerpo tenia que sufrir un poco, me puse manos a la obra.

domingo, 6 de mayo de 2012

KUAN YIN. CAPITULO III



                               
                                                          KUAN YIN


                                                                   



KUAN YCAPITULO III

                                           EN EL HOSPITAL
Las idas y venidas de gente, se van sucediendo a una determinada hora. Parece que en la habitación en la que he conseguido los trajes, se empieza a abrir y a entrar mucha gente a usar los pequeños armaritos que contiene en su interior. Yo tengo que intentar pasar desapercibida entre ellos y no llamar mucho la atención. La piel de las personas que entran, para bien mio, no es igual en todos. Lo que no me gusta mucho es que entre si parece haber comunicación. Una persona se para a mirar dos veces, entonces aprovecho para salir de aquel cuarto y marcharme.

Salgo, nadie me dice nada, solo me miran. Yo sigo por uno de los pasillos. Quiero seguir a mi intuición que no suele equivocarse. Hay una mujer extraña que me mira. Ella no va vestida con las mismas ropas que llevan casi todos los que allí se encuentran. Noto una fuerte vibración.-

Cuando pasé por esa puerta, la imagen a la que seguía me parecia la de un hombre. Es muy extraño que haya cambiado de ser hombre a transformarse en mujer al cruzar hasta aquí. Puede ser que las cosas en éste sitio sean distintas.

Voy detrás de esa mujer, la sigo por el pasillo hasta que...

- Escuche señorita. Me dice un hombre alto y fuerte vestido con una chaqueta abotonada y unos pantalones a juego de color marrón. En la cadera, lleva colgando una vara negra. Por sus ropas, bien puede ser un guerrero o alguien entrenado para serlo. Cuando me ha llamado la atención, lo ha hecho poniendo su mano en mi hombro. Cosa que me ha molestado profundamente y más, porque la mujer ha desaparecido. 

- Si, caballero. ¿Qué quiere? Le

contesto mirándole fijamente a los ojos. Parece no

entender muy bien lo que le he dicho, por la cara con la


que me ha mirado. 
- Habla usted un poco extraño, señorita. Me imagino que no es de por aquí. Es para informarla de que no puede pasar más allá del cartel. Me dice señalando un cartel colgado que hay del techo.  En el cartel hay un dibujo con una mano extendida y un circulo rojo pintado rodeándola, cruzado con una linea roja. 

Después de mirar el cartel y hacer un esfuerzo

por sonreír me vuelvo para mirarlo. 


 -ah, usted perdone. No me fije en el cartel. ¿No hay otro

sitio por donde pueda pasar? Le digo. 


El me mira sorprendido y me dice

-No, no. Esos son los quirofanos. Hay no se puede pasar.

Estará usted muy preocupada. La llevaré a la sala de espera

de los familiares para que pueda estar más tranquila y allí la

informarán. 


Me hace una indicación con la mano para que le siga. Me

lleva todo el pasillo de vuelta para atrás y me mete en una

sala pequeña con muchas personas que hablan entre ellas.


Hay sillones colocados en las paredes. Una vez allí, el

hombre se da la vuelta y se marcha. Yo me asomo para

seguir con la vista para donde se dirige y una vez que ya no

lo veo, salgo y voy en dirección contraria.