sábado, 17 de noviembre de 2012

Desafío y Guerra II




Una guerra que llevaba siglos aplazándose, ya no se podía soportar más el tiempo de espera.
Bien oculto en tu disfraz
En mis sueños siempre estas,
No lo puedo remediar,
Te deseo cada vez más.
Al principio todo era paz
Y contigo llego la maldad
(Grupo; Ángeles del Infierno )

Me senté sobre mi dragón, deje que este sobrevolara el campo de lo que ya era una batalla.
Pronto el general llegaría.
Cogí mi centro, ese que los humanos en su ignorancia habían usado de porta velas, y lo lance contra el general enemigo.
Del salió un rayo que ilumino el campo de batalla con un estallido.
Ahora al otro lado del mundo mis compañeros estaban preparándose para combatir el mal en estado puro.
Los demonios comenzaron a lanzarse contra nosotros, saltando descontroladamente, mi fiero compañero los masacraba sin darles tiempo a respirar.
Entonces escuche un sonido que reconocí en el acto, un cuerno el de aquella que traiciono a los guerreros de la luz.
Los demonios retrocedieron y se comenzaron a meter en las profundidades de la selva, pero Azazael cogió su látigo y moviéndolo en el aire me lanzo un feroz latigazo.
Me dio en la mejilla, pero su ímpetu le costó caro, yo le queme su muslo derecho con mi cetro.


Ante el dolor retrocedió ocultándose como el resto de sus cobardes y canallescos habitantes del lado más oscuros y perverso que os podáis imaginar.
Yo me quede allí en silencio y entonces, me volví a sentar en mi lugar a observar como amanecía, el sol pronto haría que todo se iluminara.
Y yo debía esperar a que mis compañeros fueran llegando.
  

lunes, 5 de noviembre de 2012

Un despertar

 

Oí un sonido estridente.
Chiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii- se repetía hasta la saciedad-chiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii-
Obligándome a despertar-chiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii-abrí los ojos, hacia tanto tiempo que estaba allí sentado, que sobre mi había insectos, plantas e incluso musgo.
A medida que me incorporaba observe, frente a mí una extraña luz brillaba.
Fui hacia ella, un enorme ejército se movía, se movía constante y pesadamente.
Ohhhhhhhhhhhhh- odiaba ese olor, olía a demonios, una carcajada resonó en mi cabeza, aun podía reír, me controle.
¿Demonios, demonios, demonios? qué narices hacían hay tantos demonios, en mi cabeza sonó una voz, femenina, fuerte, era un susurro pero se volvió un grito:
-¡Corre, ya viene!- el jefe de los demonios me observaba, con aquellos ojillos negros cuan noche, sin pupila, sin alma.
Me observaba absorto y dijo:
¡COJE UN ARMA ENGENDRO Y PONTE A LA FILA!
Aquel Jefecillo me había llamado engendro, no es que la palabra fuera algo deshonroso, ni horrible, tampoco me molesto, pero era el tono.
¿Engendro?
Hace mucho tiempo yo era un ser atractivo, era un ser que gustaba y era buscado para amar y ser amado.
Pero la inmortalidad tiene un lado salvajemente cruel y es lo tediosa que resulta, con aquellos que como tu son inmortales, o peor con los burdos humanos.
Me hastié y me metí en este agujero, ahora los demonios a los que detesto más que a los humanos, me despiertan chillando.
La voz insistió- ¡venga, corre ya viene!- me puse en la fila, mi compañero de delante, un inmundo demonio cuyo aliento solo era mejor que su cara, me señalo un montón de armas, fui hacia ellas, eran asquerosas, olían asquerosas, cogí un pequeño cuchillo.
Mi compañero pestilente, se rio, el resto de la fila se rieron, solo los estúpidos se ríen sin ton ni son.
Le clave el cuchillo en su cabeza y un hedor nauseabundo lo lleno todo.
-          Buf- dije en voz alta- si lo se lo dejo vivo- todos rieron a carcajadas.
Yo necesitaba un caballo, era un general, fui caminando hasta donde estaba el jefecillo que me había llamado engendro, este estaba boquiabierto mirándome, empezó a chillarme, parecía un cerdo.
Entonces chille yo, de mi boca salió un ruido tan salvaje que todos enmudecieron, de las pareces comenzaron a salir murciélagos, el suelo se lleno de ratas y ratones que huían hacia la salida.
-¡vamos, que ya ha empezado!- solo alguien como yo sabe, que no se hace esperar a una dama, no muerta como yo.
Un enorme caballo de ojos de fuego apareció galopando, yo fui expulsado del cielo, yo fui expulsado del infierno.
Yo soy el que no muere, me agarre a su crin y subí sobre su lomo, volví a gritar, esta vez la roca cayo y el cielo de color gris plomizo se planto sobre mi cabeza.
¡Bucéfalo, bucéfalo, amigo mío, he vuelto y tengo que encontrar un diaman
te!


                                                                                                                

domingo, 4 de noviembre de 2012

KUAN YIN. CAPITULO X









                               
                                                          KUAN YIN










                                                            CAPITULO X                                            
                                                                                                                                                                                                                                 
LOS SUEÑOS
Mire a la puerta y la ventana justo al lado de la puerta. Me levante y asegure la puerta para que no se pudiese abrir desde fuera, colocando una de las mesillas que se encontraban a los lados de la cama. La ventana no se abre desde fuera, pero la asegure colocando la otra mesilla encima del pequeño mueble con forma de escritorio que había justo debajo de la ventana, al lado de la puerta. Quería poder descansar al dormir para recuperarme, así que antes , fui al baño. Por el color de aquellos sanitarios, llevaban bastante tiempo sin una buena limpieza a fondo. Me desnude y me di una ducha. El agua no estaba muy caliente, aún así resulto relajante.
Mientras estaba en la ducha, tenía la impresión de ser observada por alguien, pero allí no había nadie más que yo.
Salí de la ducha, me puse ropa limpia y me tumbe encima de la cama. El sueño fue llegando sin hacerse mucho de esperar.
las manos esposadas y aquellos cuerpos magullados colgando de los pies, esperando a ser liberados. Cosa que no ocurría. Cuantos desaparecidos y no encontrados, por terminar de cena o vendidos como órganos a un vulgar tratante de banco de órganos. Esperando a ser vengados y por eso, se mostraron en los sueños.
También se me mostró una mansión enorme y un circulo de piedras. Vi el corazón en mis manos y el objeto que buscaba, sin sufrir daños. Un objeto de marfil y un golpe fuerte...”
Una voz de mujer me decía al oído: Despierta, que ya viene...
Desperté sobresaltada, alguien estaba intentando abrir la puerta a golpes. Me levante de la cama de un salto y me coloque justo detrás de la puerta a esperar que entrara.
Todo estaba a oscuras, la puerta fue cediendo y de los empujones la mesilla se iba deslizando. Una figura oscura entró en la habitación esperando encontrarme en la cama. Yo le golpee por detrás y le deje inconsciente . Le quite las esposas que llevaba en sus manos y se las coloque. También llevaba una cuerda en su cinturón. Con ella le ate sus pies y sus piernas para inmovilizarlo.
Entonces aparecieron ante mi una sucesión de luces blancas que iluminaron la habitación y me fueron indicando el camino hasta lo que parecía un jardín detrás justo de allí. En el suelo, tapado, había una trampilla que abrí y unas escaleras para bajar. En la pared, en una oquedad, una linterna que cogí y al entrar, un montón de cuerdas colgadas del techo. Un fuerte olor a putrefacción y dos mesas grandes con correas. A un lado de ellas, dos arcones grandes de congelación. Iluminando el fondo, en una silla atada, el cuerpo de una joven. Con la cabeza hacía abajo. Me acerque y comprobé que aún estaba viva. Las pequeñas luces me rodearon y se fueron marchando una tras otra, para dejarnos a las dos a solas. La conseguí desatar y arrastrándola como pude sacarla de allí y subirla arriba. La chica llevaba aún un teléfono móvil en sus pantalones anchos. Marque entonces el numero de emergencias de su teléfono dejándolo así. Fui por mis cosas y marche para continuar con mi misión.